jueves, 22 de septiembre de 2011

Narración en versos, sin verbos conjugados...

CRIMEN PERPETRADO SIN LA VALIOSA COLABORACIÓN DEL VERBO.


Hermosa noche de estío;
estrellado firmamento;
blanca luna; tenue viento;
fresco valle; manso río.
Ni un lagarto en la maleza;
en los árboles, ni un ave;
¡ni un canto dulce y suave!
Todo silencio y tristeza.
Allá arriba, todo luz;
aquí abajo, todo sombra;
junto al río, verde alfombra;
sobre la alfombra, una cruz.
Junto a la cruz, una bella;
junto a la bella, un doncel;
entre las dos manos de él
una blanca mano de ella.
Suspiros entrecortados;
mil abrazos, mil miradas;
frases muy enamoradas
y besos muy prolongados.
- ¡Mi cariño!
- ¡Dulce bien!
- ¡Alma mía!
- ¡Mi embeleso!
- Un beso…
- Sí.
- Y otro beso……..?
- ¡Y otro!
- ¡Y otro!
- ¡Y cien!
- Mañana al Carpio…
- Verdad.
- Y ambos, una vez allí…
- Tú mío.
- Y tú mía.
- Sí.
- Y eterna felicidad.
- ¿ Y ese hombre?
- No más suya.
- ¿Tu cariño?
- Para ti, como el tuyo para mí.
- ¿Siempre mía?
- Siempre tuya.
.

Atento a su propio mal
tras la cruz un noble anciano,
una pistola en la mano,
y al cinto agudo puñal.

Un rugido airado y fiero;
una mano sobre un brazo;
el fulgor de un fogonazo
reflejo de un acero.
-¡Ah, traidora!
-¡Justo Dios!
-¡Confesión!
-¡Piadoso cielo!

Dos bultos luego en el suelo,
y otro en pie junto a los dos.
A la mañana siguiente,
guardia civil, el Juzgado,
el populacho indignado,
y en prisión el delincuente.


José Estremera.

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