miércoles, 18 de julio de 2012

Tipología textual: de la descripción a la argumentación.


“AQUELLOS QUE DICEN QUE NO

SE PUEDE HACER, NO DEBEN

INTERPONERSE EN EL

CAMINO DE LOS QUE  YA  LO 

ESTÁN HACIENDO”


           THOMAS SAMUEL KUHN.


Textos académicos producidos por alumnos (evaluación escrita)
TEXTO lingüístico e icónico: Texto es la unidad lingüística comunicativa fundamental, producto de la actividad verbal humana, que posee siempre carácter social; está caracterizado por su cierra semántico y comunicativo, así como por su coherencia profunda y superficial, debida a la intención (comunicativa) del hablante de crear un texto íntegro, y a su estructuración mediante dos conjuntos de reglas: las propias del nivel textual y las del sistema de la lengua. (Enrique Bernárdez)
“Formación semiótica singular, cerrada en sí, dotada de un significado y de una función íntegra y no descomponible” Yuri Lotan, en “Análisis del discurso”, Lozano,Peña, Abril.
“Hablar” de textos implica conocimientos de gramática (morfología, sintaxis, ortografía), conocimientos léxicos, y  conocer semántica y pragmática.
En general, los alumnos producen textos descriptivos y/o narrativos, no explicativos ni argumentativos.
PERO/PORQUE
Los textos que llegan a los alumnos  son, en general, descriptivos o narrativos, algunos, explicativos.  Aparecen pocos modelos de textos argumentativos. No son frecuentes las  necesidades de justificar o argumentar.
En los libros de estudio (textos estudiantiles) abundan las expresiones: justificar, argumentar, sintetizar, interpretar, resumir, exponer un proceso…, PERO no aparece la demanda  acompañada  con orientaciones para que el alumno vea facilitadas sus operaciones cognitivas.
RELACIÓN TEXTO-LECTOR
El lector llega al texto con un propósito (consideremos “lector” aquí  a un apersona que realiza un acto volitivo, y “texto” a un producto lingüístico con intención académica).
Este lector llega al texto buscando algo. PERO, el lector tiene su configuración de mundo propia, un bagaje, un saber, y el texto, a su vez, es producto de un emisor que tiene su configuración de mundo propia, un bagaje, un saber, y una intención comunicativa. De esta comunión depende la comprensión y la interpretación.
El lector elabora hipótesis y se formula inferencias: el texto responde o no. (El “no”, en este caso, es una respuesta (Denisse Muth)).
(comunión (del lat. «communío, -önis»)
f. Comunidad. ¤ Aplicado a cosas no materiales, circunstancia de ser tenido en común: ‘La comunión de ideales entre nosotros’

Genette (1969): La narración se refiere a acciones o sucesos considerados como puros procesos, y por eso poner el acento en el aspecto temporal y dramático del relato; la descripción, al detenerse en los objetos y en los seres considerados en su simultaneidad, y al enfocar los procesos como espectáculos, parece suspender el curso del tiempo y contribuye a instalar el relato en el espacio.


Texto narrativo.
En María Moliner: narración ­f. Acción de *narrar. ¤ Cosa narrada. Ô Relato. ¤ En *dialéctica, parte de un discurso en que se exponen los hechos.
narrar (del lat. «narräre») ­tr. Decir o escribir una ÷historia o cómo ha ocurrido cierto ÷suceso. Ô Contar, referir, relatar.

En RAE: narración.
(Del lat. narratĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de narrar.
2. f. Novela o cuento.
3. f. Ret. Una de las partes en que suele considerarse dividido el discurso retórico, en la que se refieren los hechos para esclarecimiento del asunto de que se trata y para facilitar el logro de los fines del orador.

 narrar.
(Del lat. narrāre).
1. tr. Contar, referir lo sucedido, o un hecho o una historia ficticios.

El texto narrativo comienza, generalmente, con una situación inicial  que contiene información espacial y temporal, luego se presenta una complicación, una posterior resolución y la situación final de cierre. Lo más importante en este tipo de texto es la historia que se cuenta.  Es muy importante destacar la presencia de la voz del narrador: intervenga directamente en la historia narrada o no, es casi el personaje más importante por lo que puede influir en el lector.
Aspectos morfológicos: tiempo verbal de la narración: pretérito perfecto, a veces, en combinación con el pretérito imperfecto. 
Aspectos sintácticos: abundante presencia de marcadores textuales que tienen que ver con la temporalidad: antes, ahora, anteriormente, poco antes, un día, de pronto, de repente,  al mismo tiempo, simultáneamente, después, en seguida, en aquel tiempo, al principio, al día siguiente, al cabo de, y con el espacio: arriba, abajo, cerca, lejos, delante, detrás, encima, debajo.


Texto descriptivo.
Describir:
(María Moliner) describir (del lat. «describÕre»)
tr. Delinear, dibujar, figurar una cosa, representándola de modo que dé cabal idea de ella.
*Trazar imaginariamente un punto al moverse determinada ÷figura: ‘Los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol’.
Decir cómo es una ÷cosa.
(RAE) describir.
(Del lat. describĕre).
1. tr. Delinear, dibujar, figurar algo, representándolo de modo que dé cabal idea de ello.
2. tr. Representar a alguien o algo por medio del lenguaje, refiriendo o explicando sus distintas partes, cualidades o circunstancias.
3. tr. Definir imperfectamente algo, no por sus predicados esenciales, sino dando una idea general de sus partes o propiedades.
4. tr. Moverse a lo largo de una línea. Los planetas describen elipses. La punta del compás describe una circunferencia.
MORF. part. irreg. descrito. Arg. y Ur. part. irreg. descripto.

El texto descriptivo pretende representar para que el lector pueda “ver”. El concepto de “texto descriptivo” viene asociado, generalmente, a un concepto de “finalidad”, tanto en ámbitos académicos como sociales. Es un tipo de texto que posibilita la organización y difusión del  saber, a la vez que informa. Permite categorizar, clasificar, agrupar, jerarquizar: por lo tanto, no es un texto totalmente “neutro”. 
Aspectos morfológicos: tiempo verbal de la conjugación: presente (también “presente histórico”), pretérito imperfecto. Las voces verbales más frecuentes pertenecen a los verbos perceptivos: ver, oír, sentir, y aparecen los verbos parecer, haber, constituir, entre otros.  Las expresiones suelen aparecer en aseveraciones afirmativas (aunque no es infrecuente la construcción negativa, con lítote).
Aspectos sintácticos: aparecen oraciones tanto con verbos copulativos (necesarias para explicar algo) como con verbos predicativos (expresan cualidades, contenidos, situaciones…). Presencia de marcadores textuales: anunciar un tema nuevo o una nueva etapa: con respecto a, por lo que se refiere a, en relación con, en cuanto a; ordenar los temas: en primer lugar, en segundo lugar (…), en último lugar, primero, antes que nada, para empezar, para terminar, por último; distinguir: por un lado, por otro, por una parte, por otra, ahora bien, no obstante, sin embargo, por lo contrario, en cambio.


Sobre la adjetivación, recurso imprescindible, leemos:
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo. (Horacio Quiroga)
 Aspectos léxicos: si aparecen expresiones denotativas o connotativas, dependerá de la función del texto, de la intención del descriptor y de su competencia comunicativa, así como de la percepción que tenga este del destinatario.
Aspectos estilísticos: las figuras del lenguaje  que con más frecuencia parecen son la enumeración (abierta o cerrada, asindética o polisindéticas),  la repetición, la comparación, la metáfora, la sinestesia, la perífrasis y la redundancia.  


Texto expositivo.
En María Moliner: exposición
f. Acción de exponer una cosa para que sea vista. ¤ («Hacer») Particularmente, acción de *exhibir un conjunto de obras de arte, productos industriales, etc. ¤ Conjunto de esas cosas expuestas. Þ Alarde, demostración, demostranza, despliegue, *exhibición, manifestación, muestra, parada, salón. Ó Escaparate, expositor, picota. Ó *Mostrar. Ó Presentar.
Meteor. Acción de exponer los aparatos de observación a la influencia del fenómeno que se pretende observar.
Acción de exponer[se] a la acción de determinado agente o influencia: ‘Exposición al sol [o a las radiaciones]’.
Fot. Acción de exponer una placa o película fotográfica durante cierto tiempo a la acción de la luz para que se impresione. Se dice «con exposición», por oposición a «instantánea», de la fotografía así obtenida.
*Situación de un objeto con relación a los puntos cardinales.
Acción de exponer un asunto. ¤ Palabras con que se hace.
Conjunto de las noticias dadas en las obras épicas, dramáticas y novelescas, acerca de los antecedentes o causas de la acción. Þ Prótasis.

En RAE: exposición.
(Del lat. expositĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de exponer.
2. f. Explicación de un tema o asunto por escrito o de palabra.
3. f. Representación que se hace por escrito, comúnmente a una autoridad, pidiendo o reclamando algo.
4. f. Presentación pública de artículos de industria o de artes y ciencias, para estimular la producción, el comercio o la cultura.
5. f. Conjunto de artículos expuestos.
6. f. Conjunto de las noticias dadas en las obras épicas, dramáticas y novelescas, acerca de los antecedentes o causas de la acción.

Los textos expositivos, vehículos de la información,  son los que están más presentes durante la vida de un estudiante. Libros de estudio, manuales, enciclopedias, revistas o publicaciones de divulgación científica y/o técnica, artículos en la web, es decir, todo producto lingüístico con intención de explicar, exponer o informar se concretará en formato de texto expositivo.  Sin embargo, se produce una paradoja: estos textos son los más leídos y estudiados pero los menos ejercitados a la hora de la producción estudiantil; son textos manejados  (leídos/comprendidos) por los alumnos, pero son los menos producidos por ellos: les cuesta esta práctica. (Tenemos aquí un problema docente).
La información que contiene un texto expositivo se concreta en descripciones y definiciones, comparaciones, contrastes, planteo de problemas y soluciones, causas de los fenómenos y consecuencias, inclusión de mapas, planos, ilustraciones, gráficos.
Aspectos morfológicos: formas verbales en presente y futuro del indicativo.
Aspectos sintácticos: presencia de elipsis, si las competencias enciclopédicas de emisor y destinatario son semejantes; presencia de redundancias si la situación es contraria a la mencionada.  Frecuente aparición de sintagmas nominales. Presencia de aposiciones. Adjetivos específicos, pospuestos al sustantivo. Reiteración de conceptos: es una forma de profundizar la coherencia.  Uso de citas al pie, referencias bibliográficas y otras. Presencia de un cierre que oficia de resumen. Poca o nula  presencia de recursos estilísticos.
Aspectos gráficos: uso de diferentes recursos tipográficos.
Aspectos léxicos: lenguaje denotativo, abundante presencia de registro técnico, préstamos lingüísticos, cultismos, cenismo (xenismo) de registros científicos.

Texto argumentativo.
En RAE: argumentar.
(Del lat. argumentāre).
1. tr. p. us. argüir ( sacar en claro).
2. tr. p. us. argüir ( descubrir, probar).
3. intr. Aducir, alegar, poner argumentos. U. t. c. tr. y menos c. prnl.
4. intr. Disputar, discutir, impugnar una opinión ajena. U. t. c. prnl.

En María Moliner: argumentar (del lat. «argumentäre»)
tr. Argüir (deducir).
Argüir (probar).
tr. o abs. Aducir argumentos para sostener una opinión. Ô Argüir. Þ Ergotizar, impugnar, redargüir, refutar, retorcer, silogizar. *Discutir. *Razonar. *Responder.
intr. Oponer alguien dificultades o reparos para hacer algo que se le dice o para seguir el parecer de otros. Þ *Discutir. *Replicar.


Es en este tipo de texto donde se hace más relevante la intención del emisor pues este desea modificar la conducta del destinatario (conducta en cuanto al accionar, conducta del pensamiento).  El emisor busca persuadir, actuar conscientemente sobre alguien, generar opinión.
Desde el punto de vista pragmático, es interesante considerar la situación que se genera en el proceso de comunicación cuando el emisor tiene intención de convencer a su destinatario: aquí, más que nunca, se ponen en evidencia las configuraciones de mundo de los participantes en el proceso, incluso puede darse una especie de “resistencia”,  por parte del destinatario,  ante los “argumentos” del emisor.
El texto argumentativo se estructura en una tesis, un cuerpo argumentativo y una conclusión.   
La tesis es el tema fundamental, el núcleo del texto. Se aconseja que la idea central sea una sola, aunque aparece con frecuencia el encadenamiento de razonamientos.
Una vez presentada la tesis, aparecen los razonamientos a favor y en contra, se trata de confirmar lo expresado o de rechazarlo. Aparece aquí  una secuencia expositiva y también aparecen citas, ejemplos, argumentos de autoridad (testimonios de famosos, de expertos), refranes y proverbios, se apela al “sentido general”.  (Intertextualidad).
Puede aparecer una instancia de refutación: rebatir para demostrar que lo dicho no es cierto.
Si el tema de la tesis es polémico, puede aparecer la subjetividad del autor. También puede presentarse la ironía.
Aspectos morfológicos. Aparecen los verbos del tipo: decir, creer, pensar, opinar.
Aspectos sintácticos. Marcadores textuales que expresan relaciones de oposición: en cambio, antes bien, no obstante, sin embargo, de todas maneras, por el contrario; los que expresan objeciones y concesiones: aunque, si bien; los que expresan relaciones de causa: porque, visto que, a causa de, con motivo de, puesto que, ya que, gracias a, gracias que, por culpa de, pues, como, a fuerza de, dado que, considerando que, teniendo en cuenta que. Marcadores que se emplean para distinguir: por un lado, por otro, por una parte, por otra, ahora bien, no obstante, sin embargo, por lo contrario, en cambio; continuar sobre el mismo tema: además, luego, después, a continuación, en este sentido. Empleados para Insistir, aclarar, puntualizar: es decir, hay que hacer notar, en otras palabras, lo más importante, esto es, dicho de otra manera, hay que destacar.
Sintaxis oracional compleja, con serie de subordinadas causales, consecutivas, adversativas.

Aspectos estilísitcos. Presencia de la ironía. Presencia de preguntas retóricas. Clara presencia del emisor, destinatario presente.
--------------------------------------------------------------------------------------------------
-Hola, papá.
-Hola, ¿qué quieres?
-Nada, pero no sé qué hacer.
-Estudia algo.
-Ahora no tengo ganas. ‘Por qué no me enseñas el proyecto en el que trabajas? -mira la foto de la zona donde quieren construir- A ver. ¡Uf!, mala idea.
-¿Por qué?
-Porque se ve que este terreno ha soportado una meteorización por culpa de las aguas.
-¿Y qué?
-Las aguas han formado regatos sobre el terreno, que es un barranco, y con el paso del tiempo ha producido una rambla, que está donde vosotros queréis construir la carretera. Esto ha sido hecho a causa del agua, porque eso, cuando llueve, se transforma en una especie de canal, que los geólogos llaman rambla.
-Quizá sea verdad lo que dices, pero a nosotros nos interesa un lugar de estas características; además, nos da lo mismo cómo se construyó, porque en estos momentos no hay agua.
-Sí, pero nadie te asegura que el agua no volverá a circular por este lugar.
-Sí, pero si circulaba por allí en aquel momento y hoy no, será porque circula por un sito más apropiado.
-Ya, pero imagínate que en un año de lluvias fuertes haya una gran riada. En ese caso, el agua volvería a los cursos normales y se produciría una inundación de la carretera y quizá un desprendimiento de rocas.
-¿Y tú cómo lo sabes?
-En estos momentos lo estoy estudiando en mi clase de Geología.
-Me gusta que estudies mucho, pero ¿por qué no vas a calentarle la cabeza a tu madre ahora y dejas que los expertos se ocupen del asunto?
-Muy bien, pero yo ya te he avisado. Buenas noches, papá.
-Buenas noches, hijo.

¿Se cayó o se calló?
Ana María Kauffman.
García Márquez (¿o debería poner, de acuerdo a su sugerencia, Garsia Markes?) planteó un tema que vuelve cada tanto: el de la reforma ortográfica del castellano, que consistiría básicamente en una reducción del alfabeto.
No estoy de acuerdo con esta propuesta. Los que la sustentan argumentan que suprimiendo las letras que comparten la misma sonoridad, se escribiría con menos errores. Pero también es probable que el nuevo sistema dificulte la lectura. Cuando leemos, nuestro ojo no ve todas las letras, sino que selecciona algunas en función de las cuales anticipamos lo que se encuentra próximo. Un sistema con pocas marcas demanda mayor esfuerzo por parte del lector. Así desaparecerían los parónimos, con lo cual, si dice: “la señora se cayó”, tendríamos  que apelar al resto del texto para saber si cerró la boca o aterrizó en el suelo.
Por último, los que proponen simplificar la ortografía están sugiriendo, para decirlo en forma sencilla, “escribir como suena”. Pero… ¿cómo suena dónde? ¿Conservamos una z y una s para los madrileños?.. ¿Se trataría de adoptar las distintas ortografías en función de las pronunciaciones locales? Eso dificultaría enormemente la comunicación entre los hispanoparlantes.
Sería conveniente utilizar el enorme esfuerzo que demandaría esa reforma en investigar por qué los niños tienen tantas dificultades ortográficas, cuál es la responsabilidad de la sociedad y de la escuela en ese problema y cuál sería la mejor manera de resolverlo.
Clarín,  9 de abril de 1997.

Un escritor y la hache.
Mario Benedetti.
La propuesta de García Márquez tiene repercusión porque quien la formula es un Premio Nobel y un gran escritor, pero no me parece destinada a influir en el desarrollo de la lengua. Mucho más modestamente, hace varios lustros que Juan Ramón Jiménez, también Premio Nobel y notable escritor, intentó unificar en la j los sonidos afines, y es obvio que no logró al lenguaje esa obsesión personal.
Las lenguas sufren constantes modificaciones, pero solo cuando provienen de la sociedad hablante y escribiente. No obstante, debo reconocer que la forma o el aspecto de la palabra no tiene la misma importancia para el prosista que para el poeta, y yo creo que en su sorpresivo alegato García Márquez muestra su “hilacha” de prosista.
Para el ensayista, el periodista o el narrador, la palabra es sobre todo concepto y su morfología no es tan importante. Para el poeta, la palabra es, además, imagen escrita, y allí no es lo mismo “humo” que “umo”, “hogar” que “ogar”.
En un poema, el espíritu de la palabra puede constituir una metáfora, pero el cuerpo de esa misma palabra también constituye una imagen.
No está mal transgredir a veces las normas gramaticales.  Desde Vallejo a García Márquez, todos lo hacen (lo hacemos),  pero lo atractivo y experimental es que la transgresión sea la excepción y no la regla.
De todas maneras, y aparte de estas sutilezas, me parece que los cambios propuestos pueden llevar a evidentes confusiones. No es lo mismo (y estos ejemplos incluyen el problema de la hache  y de los acentos) “hábito” que “habito”, “húsar” que “usar”. Creo, además, que en materia de lenguaje, hay problemas más urgentes y globales. O sea, que más importante que la supresión de la hache, me parece la eliminación del analfabetismo.
Esto sea dicho sin perjuicio de reconocer el ánimo  lúdico de García Márquez. Si una vez hizo levitar a Remedios la Bella, ¿por qué no puede ser que levite hache la Muda?
Clarín, 11 de abril de 1997.


Bibliografía.
Montolío, Estrella, Conectores de la lengua escrita, Ariel Practicum, Barcelona, 2001.
Martínez, Roser, Conectando texto, Octaedro, Barcelona, 1997.
Loureda Lamas, Oscar, Introducción a la tipología textual, Arco/Libros, Madrid, 2003.
Álvarez, Miriam, Tipos de escrito II: exposición y argumentación, Arco/Libros, Madrid, 1999.
Jorba, Jaume, Gómez, Isabel, Prat, Ángels, Hablar y escribir para aprender, Síntesis, Madrid, 1998.
Álvarez, Teodoro, Didáctica del texto en la formación del profesorado, Síntesis, Madrid, 2005.
Moliner, María, Diccionario de Uso del Español, Gredos, Madrid, 1996.
RAE,  Diccionario de la Lengua Española, Espasa,  Madrid, 2010.
Plantin, Christian, La argumentación, Ariel Practicum, Barcelona, 1998.


martes, 17 de julio de 2012

Decálogo del perfecto cuentista. Horacio Quiroga


Decálogo del perfecto cuentista 
Horacio Quiroga
I
Cree en un maestro -PoeMaupassantKiplingChejov- como en Dios mismo.
II
Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
III
Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia
IV
Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
V
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
VI
Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
VII
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
VIII
Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino
X
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
FIN